MICROMACHISMOS: LA VIOLENCIA INVISIBLE EN LA
PAREJA
INTRODUCCIÓN
Mujeres maltratadas, varones
violentos: dos dramáticos aspectos de las asimétricas relaciones de género. En
todo el mundo occidental, la violencia (masculina) hacia las mujeres se torna
evidente y se deslegitima de forma creciente. Cada vez más, los dispositivos
jurídicos y sanitarios ejercen acciones sobre las personas involucradas, y el
campo de la salud mental no es ajeno a ello.
PODER Y GÉNERO
El poder no es una categoría
abstracta; el poder es algo que se ejerce, que se visualiza en las
interacciones (donde sus integrantes lo despliegan). Este ejercicio tiene un
doble efecto: opresivo, pero también configurador en tanto provoca recortes de
la realidad que definen existencias (espacios, subjetividades, modos de
relación, etcétera).
La palabra "poder" tiene
dos acepciones popularmente utilizadas: una es la capacidad de hacer, el poder
personal de existir, decidir y autoafirmarse. Es poder autoafirmativo. Este
poder requiere para su ejercicio una legitimidad social que lo autorice (y esta
legitimidad sólo la han obtenido hasta hace muy poco los varones).
La posición de género (femenino o
masculino) es uno de los ejes cruciales por donde discurren estas desigualdades
de poder, y la familia/pareja, uno de los ámbitos en que se manifiesta. Esto es
así porque nuestra cultura patriarcal ha legitimado la creencia de que el
masculino es el único género con derecho al poder autoafirmativo: ser varón
supone tener el derecho a ser individuo pleno con todos sus derechos (y derecho
a ejercerlos). La cultura androcéntrica niega ese derecho a las mujeres. Así
los varones quedan ubicados como superiores, y por creerse superiores, es que
sienten que tienen derecho a tomar decisiones o a expresar exigencias a las que
las mujeres deben sentirse obligadas. Es decir, ejercer poder de control y
dominio sobre ellas quienes quedan en lugar subordinado.
LOS MICROMACHISMOS
Los comportamientos exagerados de
dicha posición), alude en el lenguaje popular, a una connotación negativa de
los comportamientos de inferiorización hacia la mujer, que era lo que quería
destacar en el término.
Los mM comprenden un amplio abanico
de maniobras interpersonales que impregnan los comportamientos masculinos en lo
cotidiano. En la pareja, que será el ámbito del que me ocuparé, se manifiestan
como formas de presión de baja intensidad más o menos sutil, con las que los
varones intentan, en todos o en algunos ámbitos de la relación (y como en todas
las violencias de género):
• imponer y mantener el dominio y su
supuesta superioridad sobre la mujer, objeto de la maniobra;
• reafirmar o recuperar dicho
dominio ante la mujer que se "rebela" de "su" lugar en el
vínculo;
• resistirse al aumento de poder
personal o interpersonal de la mujer con la que se vincula, o aprovecharse de
dichos poderes;
• aprovecharse del "trabajo
cuidador" de la mujer.
Es decir, los mM son microabusos y
microviolencias que procuran que el varón mantenga su propia posición de género
creando una red que sutilmente atrapa a la mujer, atentando contra su autonomía
personal si ella no las descubre (a veces pueden pasar años sin que lo haga), y
sabe contramaniobrar eficazmente. Están la base y son el caldo de cultivo de
las demás formas de la violencia de género (maltrato psicológico, emocional,
físico, sexual y económico) y son las "armas" masculinas más
utilizadas con las que se intenta imponer sin consensuar el propio punto de
vista o razón.
MICROMACHISMOS COERCITIVOS
En estos, el varón usa la fuerza (moral, psíquica,
económica o de la propia personalidad), para intentar doblegar a la mujer,
limitar su libertad y expoliar el pensamiento, el tiempo o el espacio, y
restringir su capacidad de decisión.
Intimidación
Da indicios de que si no se le obedece, 'algo"
podrá pasar. Implica un arte en el que la mirada, el tono de voz, la postura y
cualquier otro indicador verbal o gestual pueden servir para atemorizar. Para
hacerla creíble, es necesario, cada tanto, ejercer alguna muestra de poder
abusivo físico, sexual o económico, para recordarle a la mujer que le puede
pasar si no se somete
Control del dinero
Gran cantidad de maniobras son utilizadas por el varón
para monopolizar el uso o las decisiones sobre el dinero, limitándole su acceso
a la mujer. Basado este mM en la creencia que el dinero es patrimonio
masculino, sus modos de presentación son muy variados: no información sobre
usos del dinero común, control de gastos y exigencia de detalles, retención -lo
que obliga a la mujer a pedir.
No participación en lo doméstico
Basada en la creencia que lo doméstico es femenino y
lo público masculino, por este grupo de maniobra se impone a la mujer hacerse
cargo del cuidado de algo común: el hogar y las personas que en ella habitan.
Uso expansivo-abusivo del espacio físico y del tiempo
para sí
Los hombres ocupar siempre, el sillón más cómodo,
pasan más tiempo viendo televisión o en la computadora de lo que pasan con sus
hijos (si los tuvieran), dejándole a la mujer (¡otra vez!) el trabajo
doméstico; además el hombre prefiere, al salir del trabajo, salir con sus
amigos, imposibilitando que al mujer haga otra cosa que no sea dedicarse al
hogar.
Insistencia abusiva
Consiste en obtener lo que se quiere por insistencia
inagotable, con agotamiento de la mujer que se cansa de mantener su propia
opinión, y al final acepta lo impuesto a cambio de un poco de paz.
Imposición de intimidad
Este mM consiste en una acción unidireccional de
acercamiento cuando el varón desea, es una práctica coactiva en cuanto el varón
no se molesta en negociar movimientos hacia la intimidad. Muy típico ejemplo de
esto es la seducción forzada cuando él quiere sexo.
Toma o abandono repentinos del mando de la situación
Tener en cuenta las decisiones de la mujer, basados en
la creencia del varón de que él es el único que tiene poder de decisión.
Ejemplo prototípico de esta maniobra es la monopolización del zapping con el
mando a distancia del televisor.
MICROMACHISMOS ENCUBIERTOS
Son los que atentan de modo más eficaz contra la
simetría relacional y la autonomía femenina, por su índole insidiosa y sutil
que los torna especialmente invisibles en cuanto a su intencionalidad. En
ellos, el varón oculta (y a veces se oculta) su objetivo de dominio y
forzamiento de disponibilidad de la mujer. En algunas de estas maniobras esos
objetivos son tan encubiertos y su ejercicio es tan sutil que pasan
especialmente desapercibidas, razón por la que son muy
efectivas. Utilizan, no la fuerza como los micromachismos coercitivos,
sino el afecto y la inducción de actitudes para disminuir el pensamiento y la
acción eficaz de la mujer, llevándola a hacer lo que no quiere y conduciéndola
en la dirección elegida por el varón.
Algunos grupos que ha discriminado a los fines
descriptivos:
Abuso de la capacidad femenina de cuidado
En ellos el varón utiliza y explota la capacidad de
las mujeres de cuidado hacia otras personas. Esta capacidad está muy
desarrollada en ellas por efectos de su socialización que las impele a
"ser para otros".
Maternalización de la mujer
A que la mujer sea como una madre tradicional:
cuidadosa y comprensiva, es una práctica que impregna el comportamiento
masculino. De las múltiples caras de esta maniobra, algunas son: pedir,
fomentar o crear condiciones para que la mujer priorice sus conductas de
cuidado incondicional (sobre todo hacia el mismo varón).
Delegación del trabajo de cuidado de los vínculos y
las personas
La imposición del cuidado de los suegros y suegras de
la mujer es un mM muy frecuente y una de las más comunes fuentes de desgaste
emocional femenino en el ámbito mediterráneo y latino en sectores populares.
Limitan la autonomía de la mujer en tanto el varón no se hace cargo de este
enorme trabajo que no se puede dejar de hacer: sin el cuidado de las personas y
los vínculos el deterioro personal y vincular es la regla.
Requerimientos abusivos solapados
Son pedidos sin pedir explícitamente,
"mudos", que apelan a activar automáticamente los aspectos
"cuidadores" del rol femenino tradicional y hacer que la mujer cumpla
ese pedido sin percatarse que lo está haciendo por coacción.
Creación de falta de intimidad
Los hombres de por si tienen dificultad con las
relaciones de intimidad pero aparte de ello utilizan trucos que impiden la
conexión de la pareja y así no pierden su poder sobre la mujer. Le hace creer a
la mujer que él es quien maneja la situación, que decide por ella. La convence
de que lo que único que importa es el bienestar de él y que la intimidad esalgo
secundario. Se consideran los siguientes grupos:
Silencio: muy al margen del motivo por el
cual el hombre prefiere mantenerse callado, esto le da a él un complejo de
superioridad sobre la mujer; al no hablar no se siente obligado a dar explicaciones,
luego el hombre le niega la mujer información sobre él y lo que hace. El
hombre utiliza monosílabos, da respuestas automáticas, (carentes de afecto) o
simplemente se queda en silencio y se molesta por la insistencia de la mujer
por abrir paso a la comunicación.
Aislamiento y puesta de límites: esto
suele ponerse en práctica cuando el hombre quiere evitar el contacto con la
mujer; el aislamiento se puede dar si el hombre se encierra en algún lugar de
la casa o si se ensimisma en sus pensamientos. La puesta de límites consiste en
enojarse ante el pedido de la mujer para obtener información; puede ir
acompañada de frases como: ¡déjame en paz!, ¡me tienes harto!, etc., estas
frases tienen mucha influencia sobre las víctimas del mM. Dentro de este grupo
encontramos la siguiente frecuencia: aislamiento-ira con ira-más aislamiento.
Avaricia de reconocimiento y disponibilidad: en
este aspectos los hombres son egocéntricos y no le brindan afecto a las mujeres
lo cual hace que las dependientes se vuelvan más dependientes aun. Lo más común
aquí es escuchar: “si sabes que te quiero, ¿para qué quieres que te lo diga?”.
Inclusión evasiva de terceros: los
hombres invierten el poco tiempo que disponen en reuniones con amigos o
familia, evitando así el momento de intimidad con la mujer.
- Seudointimidad: el
hombre manipula el diálogo para su beneficio:
§ Comunicación defensiva-ofensiva, el
hombre en vez de comunicarse ataca a la mujer y no da pie a negociaciones.
Engaños y mentiras, los hombres ocultan la
verdad para aprovechar ventajas que de ser descubierto perdería. Suele
incumplir promesas, negar lo evidente (infidelidades, a veces); como mentira
podemos encontrar: el uso del dinero, excusas por llegar tarde a casa. Todo
esto limita a la mujer a un acceso de información igualitario.
- Desautorización: los hombres creen
tener la razón en todo por lo cual tienden a menospreciar y desvalorizar a la
mujer. Dentro de este grupo encontramos los siguientes subgrupos:
Descalificaciones, los hombres vejan las actitudes de
la mujer; ridiculizan o le restan importancia a sus opiniones, les dicen cosas
tales como: “¡tú exageras!” o “¡tú estás loca!”.
Negación de lo positivo, la mujer no tiene ningún tipo
de reconocimiento o valoración por parte del hombre.
Colusión de terceros, este es el intento del hombre
por desautorizar y someter a la mujer, mediante la alianza con amigos a
familiares de ella, sacando a relucir historias o secretos que pueden
lastimarla.
Terrorismo misógino, los hombres tratan a la mujer
como objeto, desmeritando sus valor como mujer-persona. Hacen comentarios
hirientes o reproches, generalmente en público para paralizarla y que no pueda
defenderse.
Autoalabanzas y autoadjudicaciones, los hombres
se creen superiores a las mujeres aun en los quehaceres domésticos; también
adquieren objetos mejores que los que tiene la mujer porque ella “no puede
cuidarlos” o “no sabe de esas cosas”.
Paternalismo
Se enmascara la posesividad y a veces el autoritarismo
del varón, haciendo "por" y no "con" la mujer e intentando
aniñarla. Se detecta sobre todo cuando ella se opone al aniñamiento, y él no
puede tolerar que ella sea autónoma y no controlarla.
Manipulación emocional
Tenemos aquí a un grupo de mM donde el varón utiliza
el afecto no para el intercambio emocional sino como instrumento para lograr
el: de la relación.
De entre su amplia variedad podemos destacar:
Culpabilización-Inocentización.
Este presenta dos caras. Por una, se hace sentir
a la mujer en falta de los modos más variados, generalmente apelando a su
"no saber hacer", o a no desempeñar "correctamente" su rol
de esposa o madre. Basada en que la creencia que lo que la mujer "debe
hacer" está definido por el varón y que ella es culpable (desde Eva) por
naturaleza. Por la otra cara de esta maniobra, el varón nunca se siente
responsable de nada, es decir, es inocente en cuanto a la producción de
disfunciones en lo cotidiano.
Dobles mensajes afectivos: En este tipo de
maniobras el varón emite mensajes de afecto con un fin manipulativo oculto y
que dejan a la mujer sin posibilidad de reacción: si los acepta, es manipulada,
si no los acepta es culpabilizada por no ser afectuosa. Tenemos aquí a la
seducción manipulativa (acercamiento interesado para lograr otros fines
diferentes al afecto) y la elección forzosa (maniobra del tipo de "Si no
haces esto por mí es que no me quieres").
Enfurruñamiento: Acusación culposa no verbal
frente a acciones que no le gustan al varón, pero a las cuales no se puede
oponer con argumentos "racionales" Ejemplo típico de esta maniobra es
la frase: "A mí no me importa que salgas sola", dicho con cara de
enfado, cuando la mujer decide realizar una actividad personal sin él, y que la
hace sentirse abandonante y culpable.
Autoindulgencia y autojustificación
En estas maniobras el varón se autojustifica o es muy
indulgente consigo mismo frente a la no realización de tareas o actividades que
hacen al cultivo de un vínculo igualitario. Procuran bloquear la respuesta de
la mujer ante acciones e inacciones del varón que la desfavorecen puesto
que al no hacerlas él, la obligan a hacerlas a ella.
•Seudoimplicación doméstica
Este, es
frecuente entre los varones progresistas, que demuestra que no existe un deseo
de real corresponsabilidad en lo doméstico. En él, el varón actúa
sólo como "ayudante" de la mujer, sobrecargándola y asumiendo además
las tareas menos engorrosas.
•Minusvaloración de los propios errores: Los
propios errores, descuidos, desintereses y equivocaciones en lo que hace al
trabajo doméstico y de conexión son poco en cuenta y fácilmente disculpados.
Inversamente, se está poco dispuesto a aceptar los errores de la mujer,
tachándola frecuentemente de inadecuada o exagerada en suspreocupaciones por
las cosas y personas.
MICROMACHIMOS DE CRISIS
Suelen utilizarse en momentos de desequilibrio en el
estable disbalance de poder en las relaciones, tales como aumento del poder
personal de la mujer por cambios en su vida pérdida del poder del
varón por razones de pérdida laboral o de limitación física.
Pertenecen a esta categoría:
Hipercontrol
Este consiste en aumentar el control sobre las
actividades, tiempos o espacios de la mujer, frente al temor que el aumento
real o relativo de poder de ella pueda dejarlo a él en un segundo lugar e
inferiorizado.
Seudoapoyo
Apoyos que se enuncian sin ir acompañados de acciones
cooperativas, realizados con mujeres que acrecientan su ingreso al espacio público.
Se evita con ello la oposición frontal, y no se ayuda a la mujer a repartir su
carga doméstica y tener más tiempo.
Resistencia pasiva y distanciamiento
Consiste en utilizar diversas formas de oposición
pasiva y abandono: falta de apoyo o colaboración, desconexión, conducta al
acecho (no toma la iniciativa, espera y luego critica."Yo lo hubiera hecho
mejor"), distanciamiento, amenazas de abandono o abandono real
(refugiándose en el trabajo o en otra mujer "más comprensiva"), etc.
Rehuir la crítica y la negociación
Con este, se intenta acallar los reclamos
de la mujer respecto a las actitudes dominantes del varón y evitar el cambio
sosteniendo que él no lo deseó. Se acompañan generalmente de culpabilización
hacia el cambio femenino. Algunas frases que reflejan esta maniobra son: ¿por
qué debería cambiar si tú cambias?, ¡Es tu problema! ¿De qué te quejas si me
conociste así? ¡Si no hubieras cambiado todo estaría bien!
Maniobras en las que frente a reclamos de la mujer el
varón realiza modificaciones puntuales que implican ceder posiciones
provisoriamente por conveniencia, sin cuestionarse la creencia errónea de
la "naturalidad" de la tenencia de dicha posición. Estos cambios
suelen dejar de realizarse cuando la mujer deja de enfadarse y acepta darle
"otra oportunidad”. Algunos ejemplos: hacer regalos, prometer ser un buen
hombre, ponerse seductor y atento, hacer cambios superficiales, reconocer
errores frente a amenazas de abandono
Darse tiempo
Obliga a la mujer a someterse a los tiempos y deseos
del varón, que es quien conserva el poder de decisión del momento de comenzar
un cambio. Los modos de dilatar el diálogo y la decisión de cambio pueden ser
variados: ¡ya hablaremos!, ¡ya veremos!, ¡lo pensaré! Otro modo frecuente es a
través de la negativa a a cceder a una ayuda terapéutica, y si se lo hace,
postergar frecuentemente la consulta antes de decidirse realmente a hacerla.
Dar lástima
Cuando el varón este, procura que se apenen de él para
lograr que la mujer ceda. Para ello, puede, desde buscar aliados que comprueben
lo "bueno" que él es (y lo "mala" que es ella), hasta
comportamientos autolesivos tales como accidentes, aumento de adicciones,
enfermedades, amenazas de suicidio, que apelan a la predisposición femenina al
cuidado y leinducen a pensar que sin ella él podría terminar muy mal. El varón
exhibe en estos últimos comportamientos, manipulativamente, su invalidez para
el autocuidado.
EFECTOS DE LOS MICROMACHISMOS
Los efectos son muchísimos, en su mayoría negativos,
para mujeres y hombres, que se hacen visibles a largo plazo.
Los mm en las mujeres provoca:
Un agotamiento de sus reservas emocionales y de la
energía para sí, con una actitud defensiva o de queja ineficaz por el
sentimiento de derrota e impotencia que producen,
- un deterioro muchas veces enorme de su autoestima,
con aumento de la desmoralización, aumento de la inseguridad y disminución de
la capacidad de pensar (los estudios epidemiológicos muestran que las mujeres
en pareja disminuyen su salud mental y calidad de vida, al contrario de los
varones, quienes las aumentan),
- una disminución de su poder personal y parálisis del
desarrollo personal,
- un malestar difuso, una irritabilidad crónica y un
hartazgo de la relación, de los cuales se culpan por no percibir que su
producción es por presión externa, y que son frecuentes motivos de consulta a
los dispositivos de salud mental. En estos dispositivos, frecuentemente y al
igual que él varón de la pareja, suele atribuirse dichos malestares a la
exageración de ciertas "características femeninas (dramatismo,
inconformismo, etc.)
En los hombres provoca:
Un aumento o conservación de su posición superior y de
dominio, con desinterés creciente de las necesidades y derechos de la mujer,
- una afirmación de su identidad masculina, sustentada
en las creencias de superioridad sobre la mujer y la autonomía autoafirmativa
con negación de la vincularidad,
- un aislamiento receloso creciente, ya que el dominio
no asegura el afecto femenino, sólo obediencia, y sólo puede generar aumento
del control o aumento de la desconfianza e incomprensión hacia la mujer a quien
no se puede controlar nunca plenamente.
CONSIDERACIONES FINALES
Para todas las personas, tolerar la visibilización de
la microviolencia cotidiana no es tarea fácil. Muchas mujeres se alegrarán de
entender mejor las maniobras en que se ven involucradas, pero soportarán menos
el reconocimiento de su propia subordinación por lo que muchas veces tenderán a
seguir responsabilizándose de lo que es sólo responsabilidad masculina, ya que
al menos eso mantiene la creencia de tener algún poder sobre la relación.
Lo que muestra este trabajo una crítica a un modelo
masculino tradicional que se basa en creer que el varón es superior, que
provoca daño a las mujeres y que tampoco es humanamente provechoso para los
varones, que quedan, para defenderlo, cada vez más atrapados en el pasado. De
este modelo derivan las violencias de género entre las que están los
mictomachismos. De estas violencias los varones son responsables, las mujeres
no son responsables y por tanto sólo a ellos les corresponde intentar
modificarlas e sí mismos si desean relaciones igualitarias y cooperativas con
las mujeres. Ellas sólo podrán presionar pero no cambiar lo que ellos no
quiera.
Los Micromachismos son prácticas
de dominación y violencia masculina en la vida cotidiana, comprenden un amplio
abanico de maniobras interpersonales que impregnan los comportamientos
masculinos en lo cotidiano. Son esos pequeños y cotidianos controles,
imposiciones y abusos de poder de los varones en las relaciones de pareja.
COMENTARIO
MICROMACHISMO
Se llama micromachismo a las prácticas
de dominación masculina cotidianas e imperceptibles que se dan en el orden de
lo “micro”. Incluye en el neologismo la palabra “machismo”, porque alude en el
lenguaje popular a una connotación negativa de los comportamientos de
inferiorización hacia la mujer, que es lo que él trata de destacar con el
término.
Los micromachismos son un amplio
abanico de maniobras interpersonales que realizan los varones para intentar
mantener el dominio sobre la mujer objeto de su maniobra.
Bonino dice que la ejecución de
estos micromachismos brinda ventajas, algunas a corto, a otras a largo plazo
para los varones pero ejercen efectos dañinos en las mujeres, las relaciones
familiares y en ellos mismos, en tanto quedan atrapados en modos de relación
que convierten a la mujer en adversaria, impiden el vínculo con una compañera y
no aseguran el afecto.
GLOSARIO
COERCIÓN: uso de la fuerza para reprimir o sujetar.
http://es.thefreedictionary.com/Coerci%C3%B3n
PATERNALISMO: actitud protectora hacia los demás.
http://es.thefreedictionary.com/Paternalismo
AVARICIA: afán excesivo de poseer y conseguir riquezas para atesorarlas.
http://es.thefreedictionary.com/Avaricia
ABUSO DE AUTORIDAD: derecho o poder de mandar, regir, gobernar, promulgar leyes.
http://es.thefreedictionary.com/autoridad
ORGANIZADOR
http://prezi.com/ihr8duc7qxha/?utm_campaign=share&utm_medium=copy